Aletta Jacobs, la incansable activista feminista que luchó por los derechos de las mujer

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Aunque puede que el nombre de Aletta Jacobs (9 de febrero de 1854 - 10 de agosto de 1929) no tenga un lugar muy destacado en la historia, su tesón a la hora de perseguir sus sueños así como su fuerza para enfrentarse a una sociedad liderada por hombres, le ha hecho tener un importante papel en la historia de la mujer hasta nuestros días. 

En el día que se cumplen 163 años de su nacimiento, el buscador Google dedicó su típico doodle a la médico holandesa Aletta Jacobs (1854-1929), quien fue la primera mujer en acudir a una universidad holandesa y por consiguiente, la primera médico de su país.

Tras conseguir su meta, no se quedó parada y luchó para que sus pasos pudiesen ser seguidos por todas las mujeres del mundo. 

Desde muy pequeña quiso dedicarse a la medicina, trabajo que ejerció su padre. Sin embargo, se encontró un grave problema: solo los hombres eran bien recibidos en las universidades. Ni siquiera podían ir al instituto las niñas de su pueblo. Ella era la octava de doce hermanos en una familia judía que residía en Sappemeer, pero su condición de mujer le impedía tener las mismas facilidades que los hombres de la casa.

Sin embargo, Aletta Jacobs no entendía de negativas por su condición sexual. Se encargó de estudiar en su propia casa y acompañando a su padre en las consultas adquirió conocimientos de medicina. En 1870 logró superar un examen para convertirse en ayudante de farmacia, pero eso le parecía poco y quería más.

Fue un año después cuando Jacobs envió una carta al ministro de Educación Thorbecke en la que le pedía permiso para recibir lecciones académicas en la Universidad de Groningen. Consiguió el visto bueno y seis años después se convirtió en la primera mujer graduada de Holanda.

Asimismo, también fue la primera en obtener un doctorado.  Jacobs se trasladó a Londres tras acabar sus estudios y comenzó a relacionarse con círculos feministas que tenían como objetivo mejorar la situación de la mujer y equipararla a la de los hombres.

 Fue allí cuando empezó a adentrarse en los movimientos feministas europeos. Allí promovían el control de la natalidad a través de la prevención de embarazos no deseados y el sufragio universal.

Fue entonces cuando, a su regreso a Holanda montó una clínica para atender a la clase obrera y fue pionera mundial en la planificación familiar. Asimismo, Aletta Jacobs mejoró y perfeccionó el anticonceptivo diafragma para sus pacientes.

En 1884 impulsó la Asociación Holandesa para el Sufragio de la Mujer. Que no le dejaran votar en unas elecciones locales fue el detonante para emprender también esta lucha. 

En 1903 dejó la medicina para centrarse por completo en la igualdad de género. Se juntó con feministas de otros países para ver cómo hacían su lucha y Jacobs vio que su trabajo se vio compensado en 1919 cuando Holanda empezó a permitir que las mujeres votaran.


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