Ana Boyer y Fernando Verdasco, la boda que no contó con Enrique Iglesias

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¡Hola! trae en esclusiva, y un día antes de lo normal, la imagen más esperada de los recién casados Ana Boyer y Fernando Verdasco. La historia de amor comenzó allá por 2013 y el broche final se puso con el enlace más especial. 

La menor del clan Preysler y el tenista se han dado el sí, quiero en un entorno idílico: frente al mar en la pequeña isla caribeña de Mustique, el pasado 7 de diciembre.

La conclusión fue una boda donde los protagonistas cuidaron todos los detalles al milímetro y en la que ambas familias han disfrutado del enlace y del romanticismo de la familia. Fue una ceremonia por la iglesia, de bambú y todo rodeado por naturaleza y vegetación.

Pero parece que no todos estuvieron felices, o al menos eso es lo que cuenta Andrés Guerra en La Vanguardia: "Será recordado por ser la primera boda de este género en que buena parte de los invitados han de pagarse desplazamiento y pernoctación en un lugar incontestablemente remoto y cuyo único lazo sentimental con la pareja es que la novia ha ido allí de vacaciones".

El lugar escogido para el enlace fue la isla caribeña de Mustique, a la que sólo se llega en barco privado o avioneta de hélice. Los sesenta invitados se alojaron en diversas villas. El enlace se celebró en una pequeña capilla de bambú y, según el programa Arucitys, el oficiante era un sacerdote burgalés amigo de los contrayentes. La indumentaria fue de vestido corto para ellas y americana azul oscuro con pantalón crudo o damel para ellos. 

La hija de Isabel Preysler llegó al altar del brazo de su hermano Julio José Iglesias, con un romántico vestido palabra de honor de escote corazón. Estaba confeccionado con un delicado tejido bordado en pailletes nacar y pedrería de cristal con aplicaciones guipur. El diseño seguía una línea sirena.

Acompañó de unos manguitos a juego del vestido de los que prende un velo de tul de tres metros y medio, que más tarde se quitaría para la celebración. El ramo fue creación de la empresa española Floreale. Los detalles florales también los incorporó en una diadema baja de plata vieja con pedrería que prendía sobre su melena suelta, obra también de Pronovias.

El menú: una crema tipo vichyssoise, ensalada con marisco y finalmente un caldo demasiado frío de pescado al que se incorporaba arroz a voluntad. La tarta, de menguado tamaño, no llegó a todos los platos. Al día siguiente se celebró un almuerzo informal a base de ensaladas, pollo y burritos.

Por su parte, Enrique Iglesias no asistió al enlace en lo que supuso la gran sorpresa (y la comidilla de la prensa rosa dentro y fuera del evento); sí que acudieron Chabeli Iglesias y Julio José, que ejerció de padrino. Ana Boyer justificó esa ausencia diciendo que "claro que estaba invitado. Fue de las primeras personas en enterarse de que me casaba. Iba a venir, pero lo tuvo que cancelar por un motivo que yo he comprendido".
 
La novia llevó además las joyas diseñadas por Suárez para la ocasión. Un par de pendientes, un collar y una pulsera. En la portada no se desvela el anillo de compromiso con el que Fernando Verdasco le pidió matrimonio a principios de otoño.
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