El asesino de los caprichos, muertes horribles y escenas dantescas

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Gerardo Herrero es uno de los cineastas más prolíficos del panorama nacional. Ahora, llega con El asesino de los caprichos, una película donde dos policías deben encargarse de encontrar a un delincuente que utiliza los cuadros de Goya para su puesta en escena de los asesinatos.



La premisa es bastante original, interesante y la película empieza muy bien, con unas imágenes muy trabajadas, sobre todo los asesinatos, y lo representan muy bien, es algo digno de ver. 

En ella, los vecinos del exclusivo barrio de Salamanca de Madrid empiezan a alarmarse cuando empiezan a producirse una serie de crímenes con un denominador común: sus víctimas coleccionaban grabados de Goya.

Las inspectoras Carmen Cobos –conocida por su mal carácter– y Eva González –equilibrada y sensata– iniciarán la investigación en un entorno elitista en el que el tráfico de obras de arte es habitual. Tendrán que descubrir a un asesino que reproduce con sus víctimas las escenas de los Caprichos de Goya y que utiliza un veneno neurotóxico que las paraliza hasta provocarles una muerte por asfixia.

A partir de un guion de Ángela Armero, Herrero desarrolla un thriller perfectamente ambientado, donde la mezcla de suspense y el universo artístico de los coleccionistas de cuadros funcionan bien. La novedad en este caso es que dos mujeres inspectoras son el motor de la acción.

En el reparto también aparece Daniel Grao, Antonio Velázquez, Roberto Álamo, Ginés García Millán y Tamar Novas. Sin duda un reparto de grandes actores españoles que intentan levantar una historia centrada en la vida personal de Carmen, el personaje principal de Maribel Verdú. 
 
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