Black Beach, con Raúl Arévalo y Candela Peña, una excelente apuesta cinematográfica. (Foto: Lazonafilms)

Black Beach, impecable Raúl Arévalo en un thriller a fuego lento

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La prisión, escenario de algunas escenas, no cobra especial relevancia en la película. El argumento de esta película rodada en Ghana se centra en un importante ejecutivo que regresa a un país africano donde vivió un tiempo siendo joven. Debe resolver un conflicto que tiene que ver con un secuestro que afecta a los intereses de una petrolera. Un  thriller que se aleja mucho de ser consciente del mundo que retrata.



Para llevar a cabo una transacción económica de millones de dólares, la compañía petrolífera en la que trabaja Carlos (Raúl Arévalo) debe sanear su imagen y mostrar a la ONU que el país con el que va a negociar camina hacia una democracia limpia. 

Cuando Carlos deja su cómoda vida en pareja con Susan (Melina Matthews) para averiguar lo allí sucedido, enseguida se nos muestran las evidentes diferencias de clase del país africano. Carlos es recibido por el hijo del presidente (Emilio Buale, nominado a mejor actor revelación 2019 por El hoyo) en una mansión, y con un coche deportivo a su disposición.

Su investigación le lleva a reencontrarse con su amiga Ale (Candela Peña), miembro de una ONG y compañera de Carlos en el pasado, que le ayudará en la búsqueda de respuestas y en su inmersión en la etnia Sandé que habita al otro lado de una valla en chabolas y cabañas destartaladas, y a la que pertenece el secuestrador, Calixto (Jimmy Castro), también antiguo amigo de Carlos.

Un thriller de secuestros que se adentra de lleno en la África profunda para poner en evidencia las diferencias de poder y la influencia de occidente sobre los países en vías de desarrollo.
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