Blake Lively y Anna Kendrick, tándem memorable en Un pequeño favor

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Tras el batacazo de Cazafantasmas (2016), el nuevo proyecto de Paul Feig se anunció como un radical cambio de registro del director, aparcando la comedia femenina, género en el que se ha especializado, por el thriller.

Ahora, Paul Feig trae un retorcido thriller con tintes cómicos que bebe de la novela homónima que Darcey Belly publicó en 2017. Es adaptada por Jessica Sharzer, autora, entre otros trabajos, de varios guiones para la serie American Horror Story o la TV movie de Dirty Dancing, además del guión de Nerve.

Hay multitud de giros inesperados en la películacon un desenfrenado ritmo en su último tramo, jugando permanentemente con las expectativas del espectador. Así, Un pequeño favor presenta a Stephanie (Anna Kendrick) una joven madre ejemplar y videoblogger que vive en una pequeña ciudad, haciendo malabares para salir adelante. Es una mujer optimista, trabajadora y entusiasta.

Un buen día, conocerá a la sofisticada Emily (Blake Lively), una mujer liberada y misteriosa que vive rodeada de glamour, con la que llegará a entablar una íntima relación de amistad. Cuando Emily le pide que se quede con su hijo de manera repentina, Stephanie sospecha que algo sucede, pero está dispuesta a colaborar para ayudarla.

El problema es que se esfumará por completo, lo que la obligará a buscarla con ayuda de su marido Sean (Henry Golding) hasta destapar más de un secreto incómodo.

Ambas trabajan de una forma impecable para desarrollar sus personajes sin eclipsarse la una a la otra y consiguiendo realizar un tándem memorable. Aunque el personaje esquivo parezca ser el de Lively, hay que tener especial atención en Kendrick, que ejerce de narradora y termina siendo, probablemente, el mayor descubrimiento de la cinta.

 
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