Chicho Ibáñez Serrador, creador de pesadillas único y original

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Narciso Chicho Ibáñez Serrador, el hombre que contribuyó a popularizar el cine de terror y fantástico en España, recibirá el Goya de Honor 2019. Así lo anunció la Academia de Cine. Al cineasta, realizador de televisión, guionista, director teatral y actor, Ibáñez Serrador se le debe la creación de películas de culto del cine de género como ¿Quién puede matar a un niño? y La residencia.

Según la Junta Directiva de la Academia de Cine, el galardón honorífico reconoce a un "un creador de pesadillas único y original" que ha abierto "el camino a toda una generación de cineastas españoles, que siempre han reconocido su influencia, y por su contribución al fantástico, el suspense y el terror".

Narciso Ibáñez Serrador (1935, Montevideo, Uruguay) es el hijo único de la pareja de actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador. Criado entre giras y escenarios, debido a una enfermedad que padeció de niño se convirtió en un ávido lector y desarrolló su vocación intelectual.

En la década de los cincuenta, ya en España, trabajó como actor en la compañía de teatro de su madre y, poco después, pasó a la dirección teatral. En 1957 regresó a Argentina y, junto a su padre, inició una exitosa colaboración en teatro, radio y televisión. Ibáñez Serrador se convirtió en un reputado profesional como actor, realizador y guionista en la televisión argentina, firmando muchas veces sus textos con el seudónimo Luis Peñafiel.

Llegó en 1963 a España, con cintas de sus trabajos en Argentina que presentó en Televisión Española, a la que trasladó todo lo que había aprendido en América, revolucionando y modernizando la televisión de los sesenta en nuestro país con series como Mañana puede ser verdad o La historia de Saint Michel, pero especialmente con Historias para no dormir (1966).

A esta le siguen los títulos para la pequeña pantalla El último reloj, El asfalto, Historias de la frivolidad y El televisor (1974). Especializado en adaptaciones literarias y biografías de personajes célebres, sobre todo en su etapa argentina, fueron sin embargo sus historias de ciencia ficción y de terror las que más impactaron al público. 
 
Su sello de identidad también incluyó el humor, con las presentaciones previas que hacía en Historias para no dormir o en los ciclos de Mis terrores favoritos, a los que aportó un toque de ironía y comedia. En la carrera de este divulgador de los clásicos del género, también figuran novelas radiofónicas y las obras teatrales Aprobado en castidad, El agujerito y El águila y la niebla.
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