Adú, una conmovedora historia que invita a la reflexión. (Foto: Telecinco)

La desgarradora y conmovedora historia de Adú con Luis Tosar

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Llega a los cines Adú, la nueva cinta de Salvador Calvo, protagonizada por Luis Tosar, Anna Castillo y Álvaro Cervantes. Tosar, Cervantes y el director ya coincidieron hace cuatro años con el drama histórico 1898: Los últimos de Filipinas. 



La desgarradora historia se centra en Adú, un niño de seis años que tiene que huir de su país y hace todo lo posible para sobrevivir y llegar a Europa. Una vivencia que sufren miles de personas cada año comenzando un viaje desde África hacia un hipotético lugar mejor.

La historia del pequeño se cruza con la lucha de un activista medioambiental (Tosar) que ama a los elefantes por encima de todo, incluso por encima de su hija (Castillo).

Los grandes descubrimientos del proyecto son los jóvenes actores Moustapha Oumarou y Zayiddiya Disssou, quienes interpretan a Adú y Massa respectivamente y fueron seleccionados tras varios meses de casting en múltiples países del continente africano.  

La historia le llegó al director durante el rodaje de la anteriormente mencionada 1898: Los últimos de Filipinas, en Canarias. Según relata el director, había un centro de la Comisión Española de ayuda al refugiado: “Llegaban continuamente pateras. Mi pareja estaba trabajando como voluntario allí mientras yo hacía la peli, todos días nos iba contando historias absolutamente alucinantes, espeluznantes, dramáticas y algunas apasionantes”. 

Entre estas historias, se encontraban las de dos niños, inspirando los hechos relatados en Adú: “Una de ellas era la de un niño de 6 años que llegaba en patera con su supuesta madre y con dos hermanas” continúa: “Al cabo de unos días descubrieron que no era hijo de esa supuesta madre, sino que era parte de una red de tráfico de órganos y le querían desguazar. Tenía seis años, la edad de nuestro Adú”.

La segunda historia es un niño procedente de Somalia que “un día, le dijo a su padre que su tío le estaba violando con sus amigos. Su padre le contestó que lo único que se le ocurría si quería sobrevivir y para que no le matasen ni a él ni a su hijo, es que huya del país. Entonces atravesó todo el desierto, pasando por Libia. Era un chaval de 14-15 años y lo único que le podía dar dinero era prostituirse. Cuando consiguió llegar a Canarias murió a la semana siguiente de sida”. 
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