El fabuloso festín de Rian Johnson en Star Wars: Los últimos Jedi

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Rian Johnson
ha dado la vuelta a la nueva saga de Star Wars. Sin lugar a dudas, ha sido muy consciente en su trabajo de escritura de guión de las críticas que recibió Star Wars VII: el despertar de la Fuerza hace dos años. El octavo episodio de la saga galáctica ideada por George Lucas en un año ya muy lejano de 1975 promete ser una aventura totalmente inolvidable para los fans. 

La tarea, encomendada a Rian Johnson (autor de obras como Brick, Looper) ni era fácil ni estaba carente de retos, a priori, porque tenía el listón alto no solo por la trilogía original pergeñada por George Lucas en los episodios IV, V y VI sino por la más reciente Star Wars: el despertar de la fuerza. Incluso por las nuevas generaciones que se acercaron a la historia en los episodios I, II y III.

De este modo, Johnson se convertía de golpe en el sucesor de J.J. Abrams, quien dirigió aquél episodio VII, pero también tenemos en la retina la reciente y bien acogida de Rogue One, spin-off que dirigió Gareth Edwards.

Se puede decir que es cierto que Star Wars: Los Últimos Jedi tiene algunos momentos fabulosos. No es que la cinta sea una comedia, que no lo es, pero sí que se han apuntalado detalles y momentos destinados para sacar sonrisas y buscar una empatía cercana para con el espectador.

En lo que se refiere a lo visual, este Episodio 8 de Star Wars es un festín fabuloso con secuencias de acción memorables (muchas y de toda índole: galácticas, corales, en tierra, duelos con sables láser...) y planos dignos de ser enmarcados que llaman a la nostalgia. 

Mención de honor para el trío principal. Mark Hamill, después de más de 30 años, vuelve como la mejor versión de Luke Skywalker. Daisy Ridley continua su viaje introspectivo iniciado por J.J. Abrams y como plato fuerte, Adam Driver como Kylo Ren sigue siendo lo mejor de la cinta.






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