Fabuloso trabajo de Sam Rockwell y Christian Bale en El vicio del poder

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Tras comenzar su carrera con comedias irreverentes como El reportero: La leyenda de Ron Burgundy o Hermanos por pelotas y recibir el testigo en forma de guion de Ant-Man, Adam Mckay decidió pegarle un repaso a la historia contemporánea norteamericana.

A la magnífica La gran apuesta, sobre la crisis financiera en la que se hundió Estados Unidos del 2007 al 2010, le sigue ahora El vicio del poder; un biopic con toques de sátira política sobre uno de los hombres más poderosos de la política actual norteamericana.

Ya desde el título, Adam McKay está empezando a escribir su historia. Vice, como captarán los espectadores al vuelo, es un juego de palabras para hacer alusión al vicio y la corrupción y al mismo tiempo al cargo de vicepresidente. En España llega con el nombre de El vicio del poder. 

Con estas palabras ya está dirigida la primera carga contra Dick Cheney, ese político que tan bien supo moverse a la sombra de uno de los presidentes más lumbreras de los Estados Unidos, George W. Bush, que retrató en su día Michael Moore a las mil maravillas en su cinta Fahrenheit 9/11 solo con ver su actitud en el momento en el que era informado del ataque terrorista a las Torres Gemelas.

Aunque Dick Cheney no siempre fue tan ambicioso. Criado en Wyoming y casado son su amor de instituto, Cheney podría haber dejado pasar su vida entre borracheras y peleas. Pero las aspiraciones que su esposa tiene para su familia, le llevan a Washington donde Cheney consigue, a lo largo de más de treinta años, escalar la cumbre burocrática hasta llegar a controlar el país a su gusto.

El guion, que estuvo nominado a los Globos de Oro y difícilmente escapará de la nominación a los Oscar, es una mezcla de comedia, drama, intriga política y mucha mala leche. Un texto brillante, tan descorazonador como divertido.

McKay asume los movimientos del propio Cheney y no engaña al reconocer que, más allá de la investigación y los testimonios, el retrato está ficcionado. El vicio del poder es una sátira oscura y ácida. Un hombre criado al pecho de Donald Rumsfeld que no dudó en romper con cualquier ética política.

No salen mejor parados los secundarios de esta fotografía. Colin Powell es incapaz de ver cómo le hacen la cama, George W. Bush es un títere, Donald Rumsfeld es un vulgar mafioso político. Incluso Sadam Hussein, en imagen de archivo, no es más que un ignorante y viejo reprimido. 

El reparto de la película es una banda liderada por el genio interpretativo de Christian Bale quien ha conseguido con su interpretación su segundo Globo de Oro. Destacan entre los secundarios un siempre genial Steve Carell como Donald Rumsfeld. Sam Rockwell tiene menos papel como George W. Bush del que cabría esperar, pero ofrece el retrato de un presidente ridículo e ignorante.
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