Federico Luppi, el hombre que descendió con dignidad por el lado oscuro da la luna

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Federico Luppi, Federico José Luppi Malacalza, nació el 23 de febrero de 1936 en la localidad de Ramallo, a 200 kilómetros de Buenos Aires, en una familia de ascendencia italiana. Con un pie en el mundo rural y otro en el mundo urbano. Falleció en Buenos Aires a los 81 años de edad.



Fue una personalidad avasalladora, un actor de raza. Su reconocimiento internacional llegó en 1993, de la mano de Guillermo del Toro, con Cronos. Muy recordado por sus papeles en Tiempo de revancha (1981), El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006). entre mucha otras películas en las que dejó su talento creador. Amó con la misma fuerza el teatro como el cine.

"Nos deja Federico Luppi, gran referente de la interpretación mundial. Gracias por todo. DEP", escribió Antonio Banderas en la red social de Twitter. "Federico Luppi se ha ido. Nuestro Olivier, nuestro Day Lewis, nuestro genio, Mi amigo querido. Hombre bueno y leal. Adios Federico", el tuit de Guillermo del Toro.



Federico Luppi falleció a los 81 años de edad en la Fundación Favaloro. Había sufrido un golpe en la cabeza, en un pequeño accidente doméstico en su casa. Se estaba recuperando. Fue una muerte que llegó de imprevisto y llenó de dolor al mundo de la cultura compartida en español. Federico Luppi, muy querido y respetado (por encima de otras vicisitudes o controversias políticas), era una figura en Argentina de intensa proyección y huella, comparable con Ricardo Darín o Héctor Alterio.

Federico Luppi supo a los 29 años que la interpretación era su pasión. Dejo la pintura y la escultura y abrazó con intensidad primero el teatro y luego el cine. Haydeé Padilla y Brenda Accinelli fueron las mujeres de su vida. En 2003 se casó con la actriz española Susana Hornos con quien compartía el mismo amor por el teatro. Tenía previsto  una gira con la obra de teatro Las últimas lunas, dirigida por su esposa Susana, con una reflexión sobre la vejez.

En 1997, Concha de Plata al mejor actor en el Festival de Cine de San Sebastián por Martín (Hache). Recibió seis premios Cóndor de Plata, el máximo galardón del cine en Argentina. Estuvo nominado en dos ocasiones a los Premios Goya por Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto y La ley de la frontera.

Su última película estrenada, la coproducción entre Argentina y EspañaNieve negra (2017), dirigida por Martín Hodara. En una larga carrera, los hitos, entre otros, de Tiempo de revancha (1981), Un lugar en el mundo (1992), El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006).

Em su carrera, Pajarito Gómez, de Rodolfo Kuhn, y El romance del Aniceto y la Francisca, una obra maestra del cine argentino del director Leonardo Favio.

La importancia de Federico Luppi es muy especial. Su obra y legado dejó clásicos del cine en español: Un lugar en el mundo (1992), Martín (Hache) (1995), La Patagonia rebelde (1974), No habrá más pena ni olvido (1983), y la muy emblemática Plata dulce (1982), de Fernando Ayala. Junto al teatro y cine, brilló en la televisión con Alta comedia (1971-1972), Hombres de ley y Atreverse (1991).

Es un vacío, un recuerdo y una presencia el dejado por Federico Luppi. Su figura es sólida. Permanece el actor de fuerza y vigor, una estatura cuya sombra se extendió. Un hombre de vigor y fuerza amando siempre a la mejor Argentina posible y reconociendo a una España que admiró y reconoció su talento. Como le gustaba decir, se consideraba el hombre que descendió con dignidad por el lado oscuro de la luna.
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