Ficción y realidad, Pedro Alonso sin escrúpulos en El silencio del pantano

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Llega el primer estreno español. Y como no lo hace con uno de los géneros que más visitas trae consigo: el thriller con toques políticos y sociales. Aterriza así la cinta del debutante asturiano Marc Vigil y lo hace con sobresaliente.

Es uno de los directores más importantes de la pequeña pantalla, cuenta en su haber con episodios de series como Isabel, Águila roja,  Malaka, Vivir sin permiso o El Ministerio del Tiempo. Carlos de Pando y Sara Antuña se encargan de adaptar el guion basado en la novela de Juanjo Braulio, El silencio del pantano.



La cinta, al igual que el libro, se centra en de Q, un escritor de novela negra, que con dos libros publicados ambientados en su Valencia natal, narra sangrientos asesinatos de algunas personas "indeseables" según su criterio.

Todo se complica cuando secuestra a un político corrupto muy protegido por las altas esferas y con algunas vinculaciones con el tráfico de drogas por parte de un clan gitano. El único problema es que los crímenes que tienen lugar en sus novelas no son tan ficticios.

Todos los personajes tienen algo despreciable y el más malo es el escritor, al que el mundo de envidias y corrupción le llevan a cometer asesinatos y el mayor monstruo es él. Quizá con el único personaje con el que se puede empatizar es con el más bestia de todos. Se trata de Falconetti (Nacho Fresneda), un macarra sin escrúpulos con la cara atravesada por una cicatriz que sólo se achanta ante la jefa, La Puri, una gitana que, desde su cocina, maneja los bajos fondos de la ciudad.

Este personaje está claramente vinculado La Paca, la mayor narcotraficante al menudeo de España que pasó años en la cárcel de Mallorca, un papel que borda Carmina Barrios.
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