La guerra del planeta de los simios, el talento de Matt Reeves y Andy Serkis

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Película impresionante, compleja y oscura. Un relato bélico de principio a fin sin espacio para el diálogo o la negociación. 

Dirigida por Matt Reeves, con guión de Mark Bomback y Matt Reeves sobre la novela de Pierre Boulle. Una fotografía precisa de Michael Seresin y música grandiosa de Michael Giacchino. La guerra del planeta de los simios, la película de ciencia ficción (aventuras/simios) que se convierte en brillante aportación a una saga que comenzó con Charlton Heston.

César y sus simios son forzados a encarar un conflicto mortal contra un ejército de humanos liderado por un brutal líder, el Coronel. Después de sufrir pérdidas enormes, César lucha con sus instintos más oscuros en una búsqueda por vengar a su especie. Cuando finalmente se encuentren, Cesar y el Coronel protagonizan una batalla que pone en juego el futuro de ambas especies y el del mismo planeta. Tercera película de la saga de El Planeta de los Simios.



Matt Reeves, director de las dos últimas entregas, trazó un relato inquietante, de enorme tensión dramática. Primero se narró cómo de un virus sintético surgieron simios inteligentes que desafiaban a los hombres.  De nuevo, en la segunda entrega, la tensión entre simios y humanos llega a la ruptura.

Finalmente, en este desenlace, César emerge con toda su fuerza en una interpretación magnífica de  Andy Serkis. Frente a él, Woody Harrelson encarna a el Coronel. Dos grandes interpretaciones.

La trama vuelve a contar con Rocket (Terry Notary), Maurice (Karin Konoval) y Luca (Michael Adamthwaite), así como con los nuevos aliados Simio Malo (Steve Zahn) y la pequeña humana Nova (Amiah Miller). En la narración los efectos especiales tienen una parte muy importante. Pero Matt Reeves busca ante todo el corazón de la acción, y penetra con toda la intensidad en el drama apocalíptico de una paz imposible y de una brutal sed de venganza.

Película fundamentalmente bélica y no de tanto de aventuras. Un film que merece verse por el prodigio del uso de tecnología y una rigurosa interpetación, filmada con el enorme talento de Matt Reeves.
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