El humor de Eduardo Mendoza, protagonista del Premio Cervantes

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El escritor catalán  Eduardo Mendoza recibió este jueves el Premio Cervantes de manos de Felipe VI, en la solemne ceremonia que tuvo lugar en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares y que comenzó al mediodía.

Mendoza, que se declaró muy contento y "honrado por el galardón" recogió su premio ataviado con el tradicional chaqué, una prenda con la que se encontraba tan a gusto que a partir de ahora “llevará siempre”, bromeó a su llegada a la universidad.

"Ahora ya casi toca mirar hacia adelante y olvidarme de que ha pasado esto, pero la verdad que es una cosa bonita y buena. Sobre todo la voy a pasar con la familia, aunque ya se sabe que en estas cosas no respalda, siempre se burla, te dice que ha salido muy mal...en fin, para eso esta la familia, ¿no?", comentó. 

El escritor arrancó varias veces las carcajadas de las autoridades y familiares presentes en el solemne acto, adelantado este año tres días al 23 de abril, al que no asistió el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que clausuraba a esa hora en Madrid la Asamblea General de la CEOE.

Mendoza rememoró las "cuatro lecturas cabales" de Don Quijote de la Mancha que guarda en su memoria: desde la primera que hizo obligatoria siendo adolescente y cursando "el preu" hasta la última realizada hace unos meses tras conocer que había ganado el Premio Cervantes, "la excusa perfecta para volver, literalmente, a las andadas".

También subrayó que el reconocimiento de su obra con el Nobel de las letras implica, a su juicio, el deseo del jurado de "premiar" el género humorístico, que lamentó que sea considerado a menudo como "género menor", el autor de Sin noticias de Gurb (1991) se confesó "fiel lector" de Cervantes y "asiduo" del Quijote, que "con cada relectura mejora y, de paso, mejora al lector".

Tras las palabras del premiado, intervino Felipe VI, que definió a Mendoza como "trabajador" y "artesano del lenguaje" y "maestro en el manejo del idioma" y aseguró que "pocos" escritores contemporáneos han contribuido tanto como él al fomento de la lectura entre jóvenes y adultos, "demostrando que la popularidad no está reñida con la excelencia".

El monarca que destacó también la calidad de "biógrafo de Barcelona" del premiado y el humor como "hilo conductor" de su obra, concluyó su semblanza señalando la influencia del Quijote en la narrativa de Mendoza, "cuyos personajes concitan asimismo sentimiento de hilaridad y compasión" y que lo convierten en una "excelente muestra" de la "supervivencia" de Miguel de Cervantes.