Imaginación sin límites en la desternillante Ant-Man y la Avispa

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La maquinaria del Universo Cinematográfico de Marvel sigue imparable. Los fans aún no se ha recuperado de los dramáticos acontecimientos de Vengadores: Infinity War y ya está aquí Ant-Man y la Avispa, la nueva película de la Fase 3.

Su llegada supone un soplo de aire fresco frente al tono más sombrío de la batalla contra Thanos, sobre todo por lo que cuenta y en el modo en el que lo cuenta. 

Al igual que la primera película de Ant-Man, esta secuela da prioridad a dos elementos: la acción y el humor. Hay algo de drama, sí, pero desde el principio queda claro que aquí se viene a dejarse llevar y a disfrutar, como en toda buena película de verano. 

Los acontecimientos de Ant-Man y la Avispa arrancan varios meses después de lo acontecido en la película previa y, más o menos, al mismo tiempo que los hechos de Vengadores: Infinity War. De hecho Ant-Man no aparece en esa película, ya que se encuentra en arresto domiciliario tras los acontecimientos de Capitán América: Civil War.

Así las cosas, Scott Lang (interpretado por un brillante Paul Rudd) se ve obligado a volver a la acción como Ant-Man cuando sus viejos compañeros de aventuras, Hank Pym y Hope Van Dyne, creen haber dado con la forma de atravesar el Mundo Cuántico (un entorno subatómico en el que el tiempo y el espacio se ponen patas arriba) y recuperar con vida a Janet Van Dyme, la mujer de Hank, que quedó atrapada allí 30 años atrás.

Esta vez, Scott no estará solo, sino que Hope Van Dyne (Evangeline Lilly, que también se adapta perfectamente al papel y muestra una química estupenda con Paul Rudd) se enfundará su traje de La Avispa para encargarse personalmente de que todo sale como se espera.

Juntos, tendrán que intentar dar con la clave para acceder al Mundo Cuántico, pero también para frenar a Fantasma, una extraña chica que es capaz de cambiar de fase cuántica y atravesar objetos a voluntad, un poder que se le está yendo de las manos. 

Los cambios de tamaño, los gadgets y las coreografías de peleas o persecuciones se suceden a un ritmo constantes y tremendamente efectivo. 

También hay que tener en cuenta otros secundarios como el Dr. Bill Foster (Laurence Fishburne), que ahonda más en la antigua relación de Hank Pym con SHIELD y la propia Fantasma que, aunque tiene un pasado bastante tópico como para destacar frente a grandes villanos del calibre de Killmonger o Thanos, tiene un diseño de traje brutal y unas grandes secuencias de acción.


 
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