Juan Marsé, un gigante de la literatura. Un obra de profunda huella en España y América. (Foto: YouTube/La Revista del Foment)

Juan Marsé amó a Barcelona con la misma fuerza que Borges a Buenos Aires

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Luto en Barcelona. Luto profundo en los tiempos revueltos que agitan la ciudad. Una mañana de domingo estremecida, desde que afiló el amanecer, con la noticia demoledora -porque la muerte es así de brutal y trágica a la vez- del fallecimiento de Juan Marsé. El hombre que amó a Barcelona con la misma fuerza que Jorge Luis Borges a Buenos Aires.

Juan Marse formó parte de una generación sagaz, vital e intimista (la generación de los 50) con personalidades como Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Juan García Hortelano, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Goytisolo, Terenci Moix y Eduardo Mendoza.

Nació el 8 de enero de 1933 como Faneca Roca. Los apellidos de Marsé Carbó los recibió de su familia de adopción al quedar huérfano.

Comenzó a publicar sus primeros relatos en 1958 en las revistas Ínsula y ElCiervo. En 1959 obtuvo su primer premio por el cuento Nada para morir. En 1960 quedó finalista del prestigioso Premio Biblioteca Breve de Seix Barral -la casa editora de Carlos Barral, quien fue uno de sus estrechos amigos- con Encerrados con un solo juguete.

Fue el momento de inflexión en su vida. De la ruptura de la etapa inicial trabajando en un taller de joyería a su irrupción total en la literatura como una exigencia que le instaría a dar lo mejor de sí mismo, con vocación total y pofunda.

De Barcelona a París donde trabajó como profesor de español, traductor, guionista e incluso como ayudante de laboratorio del Instituto Pasteur. Se afilió al PCE, siguiendo los pasos del Nobel Jacques-Lucien Monod. Finalmente, en los sesenta, regresó a Barcelona llegando primero el éxito de Esta cara de la luna (1962) y luego su obra definitiva e icónica, Últimas tardes con Teresa (1966), de profunda huella en España y América Latina. La obra que mejor ha retratado Barcelona y que sigue proyectando todas sus luces con lucidez e intensidad.

En los entresijos de la Barcelona literaria, la escritora Paulina Crusat le animó a ser tenaz en la bella vida de escritor. Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y la agente Carmen Balcells estuvieron a su lado.

1964 fue un año de triunfo y decepciones. Al ganar el Premio Biblioteca Breve surgió la ruptura con los hermanos Juan y Luis Goytisolo  que apostaban por el argentino Manuel Puig.

Junto a Joan de Sagarra y Jaume Perich formó parte de la redacción de la revista satírica Por Favor. Premio Cervantes en el 2008. También obtuvo el Biblioteca Breve (1965), el Planeta (1978), el Ciudad de Barcelona (1985), el de la Crítica (1994 y 2001) y el Nacional de Narrativa (2001). Casado con Joaquina Hoyas, tiene dos hijos, Berta, también escritora, y Álex.

De joven humilde al salto de estar plenamente integrado en los círculos de la progresía de clase alta de Barcelona, la llamada gauche divine que giraba en torno a la figura de Carlos Barral. Pero Juan Marsé siempre fue consciente de sus propias señas de identidad que nunca perdió. 

Al recibir el Premio Cervantes, desveló las claves ocultas de su vida explicando que se negó a ser un intelectual para permanecer sencillamente como un narrador.

"Yo podía quizás haber sido, lo digo sin un ápice de sarcasmo, el escritor obrero que al parecer faltaba en el prestigioso catálogo de la editorial. Halagadora posibilidad que a su debido tiempo, la fábula de un joven charnego del Monte Carmelo, desarraigado y sin trabajo, soñador y sin medios de fortuna, pero también sin conciencia de clase, se encargaría de desbaratar".

Precisamente en 1978 dio muestra de su rebeldía con un gesto espectacular. Llevó al Premio Planeta 1978 a bajarse del jurado en 2005 como gesto de honestidad. La misma reacción que tuvo ante el intento del independentismo catalán de manipularlo.

"La dualidad cultural y lingüística de Cataluña la he vivido desde que tengo uso de razón. Nos enriquece", fue su análisis contundente en su discurso del Premio Cervantes.



Junto a Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, Juan Marsé mantuvo siempre viva la llama de escribir con pasión, de ser un albañil de palabras.

"Procura tener una buena historia que contar, y procura contarla bien, es decir, esmerándote en el lenguaje". Es el legado que dejó al terminar Últimas tardes con Teresa, la novela que mejor ha retratado Barcelona. La novela que conserva toda su fuerza e ilumina la actual escena. Uno de los libros imprescindibles que permanecen con toda su vigencia entre las obras maestras de la literatura española.



Los libros esenciales

Encerrados con un solo juguete (1960, Seix Barral)

Últimas tardes con Teresa (1966 Seix Barral), Premio Biblioteca Breve.

La oscura historia de la prima Montse (1970, Seix Barral).

Si te dicen que caí (1973, Novaro), Premio México de Novela.

La muchacha de las bragas de oro (1978, Planeta), Premio Planeta.

Un día volveré (1982 Plaza & Janés).

El amante bilingüe (1990, Planeta), Premio Ateneo de Sevilla.

Rabos de lagartija (2000, Plaza & Janés), Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa.

Canciones de amor en Lolita’s Club (2005, Lumen).

Caligrafía de los sueños (2011, Lumen)
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