Las niñas, una historia con premios de Pilar Palomero. (Foto: Televisión Española)

Las niñas de Pilar Palomero y el poder de Andrea Fandos

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Venía avalada tras su paso por el Festival de Berlín, y en el Festival de Málaga consiguió hacerse con el premio a la mejor película. Ahora, llega a los cines. Pilar Palomero presenta su ópera prima, Las niñas, una mezcla entre lo moderno y lo antiguo con un excelente mensaje. 

Ambientada en los años 90 donde las olimpiadas y la Expo de Sevilla eran los acontecimientos más importantes, retrata bien a unas niñas de 11 años de Zaragoza que estudian en un colegio de monjas, la llegada de una nueva alumna más avispada altera a este grupo de jóvenes inocentes.



La cinta es una de las sorpresas del año. En muchos sitios está siendo comparada como la Verano 1993 de esta temporada. No es para menos. Ambas películas tienen mucho en común: desde la propia productora, la primera película de ambas directoras, las dos tuvieron su estreno oficial en la Sección Generation del Festival de cine de Berlín y las dos han obtenido la Biznaga de Oro en el Festival de cine de Málaga. 

Aunque la historia se desarrolla en prácticamente los mismos años, lo cierto es que una y otra son muy diferentes. 

En la cinta, Celia, una niña de once años, estudia en un colegio de monjas de Zaragoza y vive con su madre Adela, una mujer que ha criado a su hija al margen de la familia y tiene que sacar adelante su hogar sola.

Brisa, una nueva compañera recién llegada de Barcelona, empuja a Celia hacia una nueva etapa en su vida: la adolescencia. Con ella compartirá algunas experiencias iniciáticas, sus miedos y problemas personales y empezará a abrirse a un mundo mucho más amplio. En este viaje a la España de la Expo y de las Olimpiadas del año 92, Celia descubre que la vida está hecha de muchas verdades y algunas mentiras. 

La cinta está muy bien ambientada, muestra un país que parece que está en pleno auge, con la celebración de los juegos olímpicos de Barcelona y de la Expo de Sevilla, pero en el fondo  es un país que esconde todavía muchos prejuicios, como por ejemplo, no tiene buena imagen aquella madre soltera que cuida y educa a su hija sin estar casada. 

El referente adulto es una brillante Natalia de Molina, pero la voz cantante la llevan el grupo de niñas y jóvenes tremendamente naturales en sus interpretaciones encabezado por Andrea Fandos, que debutó en 2018 en el cortometraje de Ignacio Lasierra La comulgante y aquí realiza un segundo trabajo excelente. 
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