Las pieles de Eduardo Casanova, el rosa más arriesgado de la Berlinale

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Se le conoció por su papel de Fidel en Aída, pero ese tiempo ya es más que pasado. Este peculiar actor fue creciendo y ya queda muy poco de aquel chico inocente. Eduardo Casanova estrenó en la Berlinale su ópera prima, Pieles.

Sin duda, es una apuesta arriesgada con el objetivo de que la gente se acepte un más a sí misma y a los demás, en “una sociedad en la que es un poco difícil ser libre con un discurso personal”.

El primer largometraje de Casanova, evolución de sus anteriores cortos, entre ellos Eat my shit, que ya abordaba esta misma temática, es una "multitrama donde las historias se entrelazan" en un mundo teñido de rosa y lila, como ya comentó. 

"A mí la deformidad física y la deformidad interna y el discurso extraño de cada uno de nosotros y esas cosas oscuras que no nos atrevemos a contar ni a decir ni a aceptar nosotros mismos siempre me había atraído", confesó. 

Para Casanova, es "cuando uno camina hacia lo más oscuro de si mismo" que "se encuentra a sí mismo de verdad", algo, dice, que tenía la necesidad de contar y de investigar de su persona. Así, la película le permitió cobrar más conciencia de sus rarezas y aceptarse un poco más a sí mismo, función también de la película, agregó.

"Creo que es lo que me gustaría que le pasara a la gente cuando la ve, que tuviese la capacidad de entender más al otro, o de sentirse un poco más libre en una sociedad en la que es un poco difícil ser libre con un discurso personal", afirmó. 

La película entera está rodada en rosa y lila, colores, el primero, sobre todo, con "muchos estigmas sociales" y que se asocia más a la mujer, a lo femenino, a lo dulce, a lo cándido, explicó. 

"Me parecía interesante como contraste contar historias dolorosas, historias horribles, historias oscuras, envueltas en color rosa, ya no solo porque me parece interesante como contraste, sino porque creo que es un buen lubricante para que el espectador pueda ver esas historias que a simple vista pueden ser difíciles de ver, o no apetecibles", precisó. 

Para Ana Polvorosa, que en la cinta da vida a Samantha, una mujer con el aparato digestivo al revés, Pieles es una "historia "superespecial" y "muy particular" que requiere del espectador a la hora de verla que esté "con todos los sentidos en su máxima potencia" y con su mente "muy abierta" para poder entender todo el significado y los múltiples mensajes que tiene la película.