Medina Azahara, todo el reconocimiento al poder de Abderramán III

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Medina Azahara, la ciudad ubicada junto a Córdoba, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, reunida en la capital de Baréin, Manama.

El comité de Patrimonio Mundial de la Unesco la ha incluido en la lista de lugares culturales protegidos a la ciudad califal de Medina Azahara, en un debate en el que no hubo objeciones y en el que varios países como Noruega, Brasil y Francia felicitaron a España por el expediente presentado.

El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, también conocido como ICOMOS, recomendó al inicio de la sesión que el nombre del lugar sea modificado a "la ciudad califal de Madinat al Zahara", con el fin de mantener el nombre histórico.

Entre otros puntos, pidió actualizar y aprobar el plan de operaciones para Medina Azahara con el objetivo de asegurar la preservación del lugar.

Tras el nombramiento de la única candidatura española presentada este año, la embajadora delegada permanente de España en la Unesco, María Teresa Lizaranzu, señaló que esta declaración es "un reconocimiento de la labor conjunta del Ministerio, de la Junta de Andalucía, del Ayuntamiento de Córdoba y a ese gran esfuerzo en la gestión y conservación".

Con esta decisión, España se posiciona en el tercer país del mundo con más lugares inscritos en la lista de la Unesco, por delante de Francia. Medina Azahara alberga las ruinas de una ciudad fundada por el primer califa de Al Ándalus, Abderramán III, de la dinastía Omeya, en el año 936, siete años después de proclamar el Califato de Córdoba. La ciudad califal de Medina Azahara está ubicada en las estribaciones de la sierra de Córdoba.


 
Los restos de la ciudad califal, que incluyen edificios, infraestructuras y objetos de decoración, permanecieron enterrados durante un milenio hasta que fueron descubiertos a comienzos del siglo XX a las afueras de la actual Córdoba.



Una historia fascinante

Medina Azahara, castellanización del nombre en árabe Madīnat al-Zahrā (la ciudad brillante).fue una ciudad palatina que mandó edificar Abderramán III (Abd al-Rahman III, al-Nasir) a unos 8 km en las afueras de Córdoba en dirección oeste, en Sierra Morena.

Los principales motivos de su construcción son de índole político-ideológica: la dignidad de califa exige la fundación de una nueva ciudad, símbolo de su poder, a imitación de otros califatos orientales y sobre todo, para mostrar su superioridad sobre sus grandes enemigos, los fatimíes de Ifriqiya, la zona norte del continente africano. Además de oponentes políticos, lo eran también en lo religioso, ya que los fatimíeschiíes, eran enemigos de los omeyas, mayoritariamente de la rama islámica suní.

La cultura popular también dice que fue edificada como homenaje a la mujer favorita del califa: Azahara.

El Califato de Córdoba fue un estado andalusí proclamado por Abderramán III, de la dinastía omeya, en el año 929 d.C. Fue el momento de mayor esplendor político, social y económico de la España musulmana, haciendo de la ciudad de Córdoba la más avanzada de Europa.
En el 750 d.C. la dinastía de los Omeyas es derrocada del Califato de Damasco por los Abasíes. Abd el-Rahman ben Humeya (Abderramán I), siendo miembro superviviente de los Omeyas, huye a Al-Ándalus proclamando el Emirato de Córdoba en 756 d.C. independiente de la nueva capital abasí, BagdadAbderramán I no se proclamó califa pero sí lo hizo uno de sus sucesores, Abderramán III, después de acabar con la inestabilidad política del emirato (principalmente la revuelta de Ómar ben Hafsún).

La creación del califato significó alzarse hasta el nivel de Estado del Califato de Bagdad con todo lo que ello supuso, tanto religioso como político, en competencia con el califato abasí.

Bajo los reinados de Abderramán III (929-961) y su hijo y sucesor Al-Hakam II (961-976) se consolida el estado cordobés. Es ahora cuando Abderramán III echa en falta un símbolo de su poder religioso y político que represente al califato como lo es una ciudad palaciega donde residir junto a su corte. En el año 936 d.C. manda construir la fastuosa Medina Azahara junto a la capital, Córdoba. Surgida de la nada, la ciudad regia concentra todo el poder político del califato.

Las relaciones diplomáticas se centraron en los reinos cristianos de la península, con intensos diálogos y algunos enfrentamientos bélicos; el norte de África, contra los fatimíes que controlaban rutas comerciales clave con el África subsahariana desde donde llegaba el oro; y el Mediterráneo donde se mantuvieron relaciones diplomáticas con Bizancio.

Con el reinado de Hisham II (976-1016) el verdadero protagonismo lo tuvo el “hayib” o primer ministro Almanzor, genio militar en su lucha que mantuvo en jaque a los reinos cristianos del norte llegando a entrar en León, Pamplona, Barcelona o Santiago de Compostela donde se llevó las campanas del templo prerrománico dedicado a Santiago hasta Córdoba.

Al morir Almanzor en el 1002 d.C. los problemas sucesorios desembocaron en una “fitna” o guerra civil en el año 1010 d.C. hasta que en 1031 d.C. se decide acabar con el califato pasando a ser ahora Al-Ándalus un compendio de diferentes pequeños reinos o reinos de taifas, perdiendo su hegemonía y dando lugar a un mayor empuje por parte de los reinos cristianos.

Fue durante la “fitna” cuando Medina Azahara se abandonó y comenzó su progresiva destrucción con saqueos y finalmente su olvido total. Los almorávides, que irrumpieron desde el norte de África en Al-Ándalus en 1086 y unificaron los reinos taifas bajo su poder, desarrollaron su propia arquitectura, pero es muy poco lo que ha sobrevivido, ya que la siguiente invasión, la de los almohades, impuso un islamismo ultraortodoxo y destruyó prácticamente todos los edificios almorávides importantes, junto con Medina Azahara y otras construcciones califales.
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