Memorias de un hombre en pijama, el soltero cuarentón de Raúl Arévalo

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Paco Roca
es un historietista que ha sido múltiplemente premiado, con el Premio Nacional del Cómic inclusive. Quizá su versión animada más conocida sea Arrugas, pero también destacan otras muchas. Es el caso de Memorias de un hombre en pijama, dirigida por Carlos Fernández de Vigo y basada en su cómic.  

El protagonista de la historia es a la vez el narrador de la misma y resulta curioso, dado que el filme es de animación, ver en la primera escena a Raúl Arévalo (el actor que pone voz a Paco) y ver cómo la cámara recorre todo el espacio donde este dibujante crea sus viñetas hasta que, una vez hecha la presentación del personaje, la película comienza a ser de animación.

El largometraje hace referencia a las aventuras de un soltero cuarentón que consigue trabajar como ilustrador en un periódico y que con ello cumple el sueño de su vida, que no es ni más ni menos, que poder trabajar en pijama desde casa.

Todo parecía ser perfecto, hasta que se enamora de Jilguero, una chica de la redacción del periódico donde publica sus tiras, con la que se adentra en el mundo de la relación de pareja. Dice el protagonista en el inicio de la película que “siempre había buscado la felicidad por medio del amor, todas esas historias de mi ajetreada vida acababan en mis entregas semanales, la serie era un éxito pero yo también necesitaba un jilguero a mi lado para ser feliz” y ahí es donde aparece la chica de la historia que además se llama Jilguero y le pone voz María Castro.

Combinación de imagen real con animación 2D en algunos momentos de la obra y con la interpretación protagonista y voces de Raúl Arévalo y María Castro, la obra hace continuos guiños al universo de Arrugas, anterior película también basada en otro cómic de Paco Roca. 

La historia es bien sencilla y convencional, tanto, que a cualquiera le costaría poco identificarse con algunos de los protagonistas. Aunque éstos están entre la treintena y la cuarentena, lo que les acontece resulta familiar. Ya saben, el trabajo, la existencia, el amor, la relación con el sexo opuesto.

El personaje animado central, el artista ilustrador que quiere trabajar en pijama, es un joven sensible y algo temoroso, lo cual da para comparar su modo de comportarse con el comportamiento de otros varones e, incluso, con el de su novia.

Lo que más seduce es el ritmo con que se presentan los elementos de la historia. Y, muy especialmente, el buen gusto a la hora de plasmarlo todo en el cómic y la película. Es un acierto con mayúsculas. 
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