Ovación a Clint Eastwood y la polémica afirmación de Nicole Kidman

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Aunque cuenta con cara de pocos amigos, lo cierto es que Clint Eastwood es más amable de lo que parece. El actor acudió al Festival de Cannes debido a su larga carrera como actor y director, y aprovechó la ocasión para hablar de la pobreza de su infancia, de los 75 dólares por semana que cobraba en su primer contrato con Universal o de la primera película que aceptó rodar con Sergio Leone solo por conocer España.

Cuatro Óscar (dos a la mejor película y dos al mejor director, por Sin perdón (1992) y Million Dollar Baby (2004)) en una profesión que empezó en la interpretación "por conocer a chicas", reconoció, y que le atrapó tanto como para ponerse detrás de la cámara y realizar 34 largometrajes.

Cuando al actor y director le pidieron reflexionar sobre todo lo que ha conseguido, se muestra lacónico: "pienso que quizás no debería pensar", para después añadir que "necesitas tener suerte y la he tenido varias veces en mi vida".

Nació en 1930, justo en el inicio de la depresión en Estados Unidos y esa niñez le marcó profundamente en su forma de ser y de enfrentarse a la vida. "Te hace darte cuenta de lo que debe importarte y lo que no, si debes o no gastarte un dinero".  Provocó las primeras risas cuando contó cómo hizo su primera obra de teatro en el colegio y fue terrible. "Lo hicimos muy mal, pero fue una especie de éxito porque la obra era tan mala que resultaba divertida", recordó.

Pese al interés Eastwood, lo cierto es que todas las miradas fueron a parar a Nicole Kidman. La actriz acompañó al  griego Yorgos Lanthimos que presentó The Killing of a Sacred Deer. La actriz volvió a ser el centro de atención, no tanto por su interpretación sino por sus comentarios. 

Kidman aseguró que no tiene la obligación de trabajar, pero lo hace porque es su "verdadera pasión". "En esta fase de mi vida intento ser muy atrevida, abierta, probar cosas nuevas, apoyar directores en los que creo", afirmó Kidman.

Su objetivo ahora es "actuar como cuando tenía 21 años" y empezaba su carrera, forzar los límites, salir de su zona de confort. "Y hacer cosas en las que creo", afirmó convencida.

"A mi edad aún tengo esa pasión por actuar, por el cine y por contar historias, superar límites, salir de mi zona de confort para intentar cosas y abandonarme en cierta forma", explicó la actriz, sonriente y muy pausada al hablar.

Recordó que durante su niñez en Australia iba más al teatro y el cine lo descubrió durante su adolescencia. Fue cuando vio "La naranja mecánica" en pantalla grande cuando cayó rendida a la magia de las películas. Ahí empezó a "devorar cine" y a descubrir el placer de "estar en una sala oscura viendo una película, ser transportada". "Estoy comprometida con ello, lo adoro", agregó.

"Tengo mis principios, que siempre respeto, hay cosas que quiero hacer como actriz y como ser humano pero cuando decido trabajar con un director sé que hay riesgos y estoy dispuesta a asumirlos".


 

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