Romance del más allá, vedette añeja y roedores en Ven a cenar conmigo

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La próxima semana, Ven a cenar conmigo se desplaza a Valencia, ciudad de paella y pólvora, para acoger un show culinario sin precedentes. Cinco hilarantes concursantes se colgarán el delantal y afilarán los cuchillos para intentar alzarse con el premio de 3.000 euros. La capacidad para agasajar a los invitados, la creatividad en los menús y algún que otro romance aderezarán esta edición semanal que viene cargada de esoterismo, roedores y cabaret.
 
La primera concursante será Claudia Diamond, una joven de 27 años que ha heredado su característico apellido de su madre inglesa. Se formó como técnico de atención sanitario, aunque su vocación pronto viró hacia lo paranormal. La llamada del más allá y las influencias de grandes cartomantes, como Rappel o Esperanza Gracia, provocaron que cambiase las agujas por las cartas.

Su afición por el ocultismo, su físico explosivo y su habilidad para los bailes latinos hechizarán a otro de los concursantes. Ese será Fran, de 48 años y director de un estudio de arquitectura. Aprovechará su aparición en programa para intentar conquistar a Claudia y promocionarse como cantante. Ante tan descarado roneo, el resto de concursantes se convertirán en celestinos a tiempo parcial
 
Para sazonar las veladas con su sabiduría y experiencia, aparecerá Rosario, una mujer de 65 años que se dedica a “mover su matrimonio”. Desconociendo si lo remueve, lo agita, lo bate o lo sacude; el resto de participantes quedarán anonadados con su elegancia y saber estar. Pero la gran sorpresa llegará cuando desvele que su sueño en la vida era ser vedette.

Con un estilo de danza que mezclará la sensualidad de Norma Duval y la chispa de Lina Morgan, epatará a sus compañeros y demostrará que la belleza no tiene edad. Con el propósito de garantizar la seguridad durante el desarrollo del programa, contarán con la presencia de Miguel, policía local de 50 años. Sus mejores amigas son dos ratas y dos gatos sin pelo con los que convive día a día.

Esta fauna, que será amada y odiada a partes iguales por el resto de los concursantes, también se sentará a la mesa como si de una película de animación se tratara. Para completar este elenco de iconos a descubrir, Santi, empresario del mundo de la moda, se encargará de dar un toque chic a las cenas. Sus invitados alucinarán cuando desvele que pasa por el quirófano como el que va al supermercado, habiéndose sometido a innumerables operaciones en todos y cada uno de los rincones de su cuerpo.
 
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