El soplo de aire fresco de Ansel Elgort y Lily James en Baby Driver

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Si se tuviera que definir la cinta Baby Driver con palabras, algunas de ellas serían: ladrones de bancos; tiros; persecuciones a todo gas; clásicos del rock, del funky... entre otras. El regreso a la dirección de Edgar Wright supone un antes y un después desde que en 2013 aterrizara con su última película, Bievenidos al fin del mundo

Edgar Wright escribe y dirige, con su sello propio, una película que refresca al género de ladrones de bancos, policíaco y de acción de la última década. 

Baby Driver es la historia de un joven prodigio al volante, con un problema auditivo producto de un accidente de niño que lo aísla del resto de personas, el cual debe conducir coches empleados en atracos y asaltos hasta liquidar una deuda pendiente con un importante cerebro criminal de la ciudad de Atlanta, Georgia.

Su vida dará un enorme vuelco cuando conozca a una joven camarera igual de apasionada por la música que él y la imposibilidad de abandonar el mundo criminal una vez saldados sus compromisos.

Al igual que ocurría en Guardianes de la galaxia y los recopilatorios de grandes éxitos que se convertían en la banda sonora del personaje de Star Lord, en Baby Driver la selección de canciones a modo de lista de Spotify vuelve a resultar un elemento crucial para la buena acogida de la cinta. 

En cuanto al conocido reparto, Kevin Spacey, Jon Hamm, Jamie Foxx, Jon Bernthal o Eiza González, decir que pese a estar todos increíbles en sus prototípicos personajes, se ven eclipsados por unos jovencísimos pero fantásticos Ansel Elgort y Lily James.