Suspense y angustia en Searching, el terror de las huellas digitales

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Hace cuatro años se estrena una película de terror titulada Eliminado que jugaba con bastante soltura con la utilización de las nuevas tecnologías para ofrecer un punto de vista totalmente diferente a lo que se tiene acostumbrado. 

Entre los productores de Eliminado estaba Timur Bekmambetov, director ruso que en esta otra faceta ha demostrado tener algo más de visión. La última prueba de ella la tenemos con Searching, un notable thriller que vuelve a colocar al espectador literalmente ante una pantalla de ordenador. 

Uno de los primeros aciertos de Searching es no querer ir directa al meollo de la historia para así tener el tiempo suficiente para que el espectador conozca a sus protagonistas y entienda bien el estado de la relación entre padre e hija, ayudando así a que haya más implicación emocional por nuestra parte. 

Pronto se pasa de lo anecdótico a algo más dramático, aunque a otro nivel. Sin embargo, es el momento en el que llega el secuestro cuando Searching se enfrenta a una decisión definitiva sobre qué película quiere ser: un thriller singular y diferente o uno más convencional que se limite a usar las nuevas tecnologías con un recurso que ir usando solamente según les convenga. Por suerte, Aneesh Chaganty, director y co-guionista de la película, tiene claro que es lo primero lo que hay que potenciar.

Searching opta por mantener su atención en todo momento en el padre interpretado por John Cho.  En ella, la joven Margot ha desaparecido, no da señales de vida y su padre está desesperado. Casi dos días después, sabe que algo grave ha ocurrido, sin conocer a sus amistades ni entorno más cercano su padre David Kim hará todo lo posible por localizar a su hija y para ello recurrirá a la única pista que tiene, su ordenador personal, convirtiéndose éste en el centro del misterio.

La gran virtud de Searching es que sabe cómo conectar un acabado técnico impecable con un guion bien construido al que no se le ven las costuras a las primeras de cambio, algo habitual en thrillers de secuestros.  

Sorprende desde el inicio que la película se desarrolle a través de una pantalla de ordenador, lo que parece ser un elemento más en el inicio se convierte casi sin darnos cuenta en el modus operandi, la verdad es que es tanta la información que da desde el inicio que rápido nos olvidamos de este asunto tan curioso hasta el momento.
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