Tiempo después, una distopía futurista con Blanca Suárez y Arturo Valls
José Luis Cuerda vuelve a las carteleras con una secuela que el mismo director llama espiritual de Amanece que es poco, una cinta que data de 1989. El cineasta no dirigía desde Todo es silencio, que adaptaba una novela de Manuel Rivas, y ahora regresa por la puerta grande con una adaptación de su propia novela homónima.
José Luis Cuerda utiliza un edificio de hormigón, un pequeño bosque y unos fondos (evidentemente) falsos de Monument Valley para ofrecer a los espectadores una sátira divertida, absurda y poética del mundo actual. Destacable es que Cuerda no se ha limitado a hacer un Amanece 2, sino que la película tiene su propio argumento y personalidad.
Cuerda propone un futuro lejano en el que la humanidad está dividida en dos bandos. Por un lado, los que no tienen trabajo, los olvidados. Por el otro, los capitalistas. Y entre ambos, un desierto. Del lado capitalista, encontramos un inmenso rascacielos en el se hallan representados, literalmente, todos los ámbitos de la sociedad, que no las clases sociales.
Porque en esta distopía solo existen dos estratos. Los que tienen poder –el rey, el presidente, la Iglesia, los militares, la Guardia Civil, etc…– y los que no lo tienen, es decir, el resto de los trabajadores que se reparten en las distintas habitaciones según sus oficios.
La cinta transcurre en un futuro lejano en el que el mundo vive concentrado en un solo rascacielos marginando a sus afueras a todo aquel que no dispone de uno de los empleos predefinidos por el régimen establecido.
La película abruma como una colección de situaciones surrealistas y gags sin descanso y por supuesto una gran agudeza afilada.
Tiempo después se compone con un reparto coral compuesto por Blanca Suárez, Roberto Álamo, Arturo Valls, Miguel Rellán, Manolo Solo, Antonio de la Torre, Carlos Areces, María Ballesteros, Secun de la Rosa, Andreu Buenafuente, Berto Romero, Daniel Pérez Prada, Raúl Cimas, Joaquín Reyes, Estefanía de los Santos y Nerea Camacho.
En palabras de Cuerda, autor también del guion del film: “Cuando comencé a escribir esta historia, me convencí, con extremadamente generoso criterio, de que, si daba un buen salto en el futuro y me ponía imaginativo, podía situar el disparate en el año 9177, mil años arriba o mil años abajo, para no pillarme los dedos. Cualquiera puede imaginarse cómo serán las cosas a esas alturas y si habrá gorriones y tortillas de patatas o no. Yo elegí el Todo. El Todo es ubérrimo”.
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