Verdad o reto, una maldición con un sofisticado sistema de reglas

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Todos los adolescentes han jugado alguna vez al juego Verdad o reto. En otros tiempos también se conocía como "beso, verdad o atrevimiento" y básicamente servía para generar un ambiente de desinhibición en el que se podía hacer cualquier cosa. 

La idea era sacar las intimidades y los secretos de los demás a la luz, y el caso es que alguien siempre acababa enfadado por no querer entrar en el juego o por el resultado del mismo. Pero, ¿qué pasaría si no se pudiera plantarse y obligaran a seguir el juego a toda costa?

La nueva película de miedo de Blumhouse, Verdad o reto (Truth or Dare) retoma el clásico juego como ya hiciera con otros como la ouija, pero dándole un eco paranormal con el que intenta ponerle los pelos de punta a la audiencia. De nuevo se introducen elementos inexplicables en lo cotidiano.

En la última noche de la última semana de spring break que un grupo de amigos universitarios pasa en Tijuana, decide acompañar a Carter (Landon Liborion) hasta un convento abandonado donde él les ha prometido seguir la fiesta.

Sin embargo, él invita a los siete (cuatro hombres y tres mujeres) a un aparentemente inofensivo juego de verdad o reto que pronto los pone de mal humor y en el que Carter le dice a Olivia (Lucy HaleAria Montgomery de Pretty Little Liars), una chica recta y activista de buenas causas, que ya no hay forma de salirse del juego: si no escoges, mueres; si no cumples el reto, mueres, si mientes, también.

Los siete participantes regresan a sus vidas normales pero, de repente, el espíritu chocarrero (que funciona aquí como el asesino psicópata) los encuentra y los hace tener alucinaciones (ven un interlocutor de sonrisa demoníaca con efectos noventeros de por medio) que los incitan a jugar.

La premisa suena bastante bien y, de hecho, en los dos primeros turnos de vuelta a la normalidad, cuando sólo Olivia está convencida de lo que ocurre, parece que de algún modo va a funcionar bien y que incluso podría ponerse mejor.

La propia película se define bastante bien a sí misma a lo largo de sus aproximadamente 100 minutos de metraje, que se hacen algo largos por lo repetitivo que es el guión y lo que tarda en llegar la resolución: "es como un filtro de Snapchat siniestro", comentó una de las protagonistas. 

Y es así literalmente: los efectos especiales consisten básicamente en agrandar y estirar los ojos y la boca de los individuos que son "poseídos" y obligados a retar o a acatar la sentencia de haber mentido o no haber completado el reto.
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